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Evaluacion del ensilaje de caña de azucar (Zacharum Officinarum)


2020 - 2021


Terminada

Contribuir con el proceso de industrialización (transformación)  de la caña de azúcar,  en un sub producto estratégico (ensilaje) enriquecido con aditivos como alternativa a la estacionalidad de los pastos y  los sistemas ganaderos en general.



En la producción bovina los forrajes juegan un papel crítico, dado a que son la fuente más económica de nutrientes, entre estos, los ensilajes son reconocidos por su baja variación en calidad alimenticia (Silveira Prado & Franco Franco, 2006; Santos et al., 2010). Por tanto, el ensilado de cultivos forrajeros podría ser una opción que contribuya de manera importante para optimizar el funcionamiento de los sistemas de producción animal (reemplazos lecheros) en zonas tropicales y subtropicales. Aunque es necesaria una suplementación apropiada para mejorar la producción, preferentemente de consumo lento con aportes adecuados de nitrógeno, lípidos y minerales para corregir sus limitantes (Martín, P. C., 2004; Juárez, L. F. et al., 2009).

 

La Caña de azúcar cuyo nombre científico es Saccharum officinarum, es una gramínea originaria de Nueva Guinea, cultivada en el sureste asiático y el occidente de la India, se introduce a Egipto alrededor del 647 D.C. y a España un siglo después (755 D.C.) (CONADESUCA, 2016). En México este cultivo fue introducido por los españoles después de la conquista a mediados del S. XVI. El primer lugar donde se cultivo fue en Santiago Tuxtla Veracruz entre los años 1523-1525, posteriormente se construyó el ingenio Tepeca y a la conclusión de esta obra en el año 1534, se inició la fabricación de azúcar en México. El arraigo de este cultivo se dio a principios del siglo XIX, para ese entonces había alrededor de 300 fincas azucareras.

El ensilaje de caña es el resultado de la fermentación anaeróbica de la planta entera de caña picada finamente y almacenada rápidamente en silos. Se puede lograr hasta 12% de proteína bruta cuando se incluye urea en el proceso (6 kg de urea/ton de caña picada). El desarrollo de levaduras convierte a los azúcares en ácidos orgánicos y alcohol, disminuyendo su valor nutritivo y, en menor medida, su palatabilidad. Para evitarlo, es fundamental el uso de aditivos. Se recomienda suplementar el ensilado con materias primas que aporten energía (granos, subproductos industriales, etc.), así como con concentrados proteicos (expeler de oleaginosas, semilla de algodón, urea, etc.) y minerales.

El clima de Panamá se considera de forma general como tropical húmedo, influenciado por ambos océanos y por los desplazamientos de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCI), que dan origen a las altas precipitaciones y la aparición de dos estaciones definidas. Se caracteriza por tener temperaturas moderadamente altas, constantes durante todo el año con promedio de 27°C y débil oscilación térmica diaria. La humedad relativa media anual oscila entre 76 y 92 por ciento, y la evapotranspiración entre 900 y 1,350 mm (ANAM, 2011). Existen dos estaciones climáticas bien definidas: la seca que se extiende desde mediados de diciembre hasta abril (incluso hasta mayo o junio, en algunas zonas), y la lluviosa, de mayo a mediados de diciembre.

En la provincia de Coclé y península de Azuero (provincias Herrera y Los Santos), definida como el Arco Seco, se tiene clima tropical seco con precipitaciones anuales inferiores a los 1,500 mm (las menores del país), alta evapotranspiración, escasez de aguas superficiales y subterráneas en comparación con el resto del territorio.

Es precisamente en el Arco de Seco y en la época de sequía, donde existen las mayores afectaciones al sector ganadero del país, si este no se ha preparado apropiadamente para enfrentarlo, debido a que la ausencia de lluvias interrumpen totalmente el crecimiento de los pastos y por ende se produce en ellos perdidas en su valor nutritivo, lo cual trae como consecuencia  afectaciones negativas en la reproducción, desarrollo, crecimiento y producción de leche del ganado bovino, pudiendo llegar  hasta la muerte, si los productores no cuentan con alternativas sostenibles para enfrentar la alimentación en esta época del año.

El ensilaje es un método de conservación de forraje, basado en la fermentación láctica espontánea en condiciones anaeróbicas (ausencia de oxígeno). Las bacterias lácticas epífitas fermentan los hidratos de carbono del forraje a ácido láctico y, en menor medida, a ácido acético. Debido a la presencia de dichos ácidos, el pH del material ensilado disminuye y los microorganismos indeseables son inhibidos (Santos y Zanine, 2006).

La caña de azúcar es un forraje que promueve la productividad animal en muchas regiones tropicales, debido a algunas de sus características: la alta capacidad de producción de materia seca (MS) y energía por unidad de superficie en un único corte anual, durante el periodo seco del año; el mantenimiento de su digestibilidad por un tiempo relativamente largo; la posibilidad de obtener un bajo costo por tonelada de materia seca (MS); y el bajo contenido de fibra detergente neutra (FDN), lo que constituye un sinónimo del alto contenido de carbohidratos no fibrosos (NFC) (Miranda, 2006).

Sin embargo, los ensilajes de caña de azúcar presentan fermentación alcohólica y tienen pérdidas de hasta un 30 % de MS durante el almacenamiento, lo que provoca una gran reducción del valor nutricional del forraje (Pedroso et al., 2005; Freitas et al., 2006b). En este sentido, se han evaluado como aditivos varios productos que modifican la ruta fermentativa principal y reducen las pérdidas del valor nutricional del ensilaje de caña de azúcar, mediante la inhibición del crecimiento de levaduras y/o el bloqueo de la ruta de producción fermentativa de alcoholes, lo que mejora la fermentación estándar (Santos et al., 2009; Pedroso et al., 2011).



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